El pasado Domingo, 1 de diciembre, se inició el tiempo litúrgico de este año, y nos preparamos para comenzar uno nuevo con el inicio del tiempo de Adviento. Un tiempo de preparación y espera, semana tras semana, con el encendido de los cuatro cirios de la corona de Adviento debe de ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerda que Él es la luz del mundo que ha venido ha disipar las tinieblas.
En este tiempo de Adviento podemos distinguir dos períodos; en el primer periodo aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo; en el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad, se nos invita a vivir con más alegría porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios ha prometido.
Este año el tiempo de Adviento dura del 1 al 24 de diciembre, y cada Domingo se irán encendiendo una de las velas que componen la corona un color por semana, el verde que representa la esperanza; el azul el espíritu de la vigilia; el morado representa la alegría por el anuncio del nacimiento de Jesús; y el blanco la presencia luminosa de Dios. Vivamos pues este tiempo de espera con gozo y alegría y preparemos para la venida del Redentor.